jueves, 17 de octubre de 2013

El (des)Conocimiento

Esto del conocimiento es una idea algo abstracta. ¿Es lo mismo saber que conocer? ¿Qué hay que hacer para conocer algo? Todo se complica bastante más si transformamos el conocimiento en "desconocimiento" Pues las preguntas se convierten en "¿desconocemos lo que no sabemos?" "¿Qué hay que hacer para desconocer algo?" Es todo tan extraño...
     Lo primero es aclarar el concepto de conocimiento: entendemos por conocimiento todas a la totalidad de posesiones intelectuales que tenemos, es decir, lo que pensamos y sabemos. Lo difícil es definir el concepto de desconocimiento, ya que normalmente asociamos el desconocimiento como todas aquellas propiedades intelectuales de las que carecemos (lo que viene a ser el contrario de conocimiento) Pero yo estoy dispuesto a redefinir el desconocimiento.

     El desconocimiento, desde mi punto de vista, es el concepto que abarca todo lo que está en nuestra cabeza, y que tenemos constancia de que está, pero no sabemos dónde ni qué es exactamente. Un claro ejemplo de ello son los exámenes, en los que por mucho que la información esté en nuestra cabeza nos cuesta extraerla y procesarla. Esto diferenciaría "saber" de "desconocer" ya que loa información que no sabemos no está ni ha estado nunca en nuestra cabeza. Por mucho que se utilicen las palabras de una forma determinada, ésta es incorrecta.

Y ahora, como de costumbre, una buena idea no es una buena idea sin un buen cuento:

Imaginémonos que nos ha tocado la lotería y nos hemos comprado la mansión de nuestros sueños: unas veinte habitaciones y salas de todo tipo, cada una con su inmobiliario, sus mesas, sus sofás... y sus cajones, cajas y estantes. Para colmo de males todas nuestras cosas están en su sitio, en su correspondiente caja, cajón o estante. Sin embargo no acabamos de familiarizarnos con la casa, nunca llegamos a conocerla del todo, ya descubrir cada recoveco. Hay un cajón en concreto que conocemos demasiado bien: el de la mesa de entrada, en el que guardamos los recuerdos más básicos: dónde están las llaves, cual es nuestra agenda, el rcuento básico de las habitaciones... Más allá de esta mesa están las habitaciones que más usamos, aquellas que conocemos y por las que nos movemos con comodidad, y al fondo del pasillo habitaciones que solo abrimos eventualmente, cuyos cajones y estantes están repletos de cosas de las que nunca nos acordamos y en las que nunca pensamos.

En el cuento el conocimiento es cada cosa que inunda los cajones o decora los estantes. Todo lo que sabemos está en esa casa, y lo que conocemos sabemos con precisión en qué estante o cajón. Lo que desconocemos, por el contrario, aunque esté en uno de los infinitos cajones, nunca sabremos en cuál.

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